La Psicología Perinatal se encarga del estudio y acompañamiento de la etapa perinatal. En esta ocasión, ampliamos un poquito más qué engloba esta etapa, las particularidades de cada una de sus fases y algunas circunstancias que hacen recomendable la atención psicológica.
La etapa perinatal comienza en el mismo momento en que nos planteamos si queremos o no ser madres o padres. De esta fase de deseo puede pasarse a las siguientes: concepción, embarazo, parto, posparto y crianza temprana.
Veamos más detenidamente cada una de ellas:
- Deseo: ¿quiero ser madre?, ¿qué motivos me llevan a ello?, ¿estoy preparada?… Son muchas las cuestiones que rodean al deseo de maternidad y paternidad. Por ello, es frecuente vivir este momento con un conflicto interno donde se entremezclan ganas, curiosidad, miedos, presiones familiares y sociales… La persona puede quedarse paralizada e invadida por la duda, presionándose a tener que estar 100% segura de su decisión. En terapia se aceptan y validan cada una de las preguntas y respuestas, profundizando en todo aquello que subyace al deseo.
- Concepción: una vez se decide que se quiere ser madre o padre, empieza la búsqueda. Las circunstancias socioeconómicas actuales retrasan cada vez más este proceso, de ahí que las dificultades sean más probables. La ansiedad, el miedo y la anticipación de un posible duelo por la no maternidad son frecuentes motivos de consulta en esta etapa. Si se acude a procesos de reproducción asistida, fecundación in vitro… la angustia es mayor y, también, por tanto, la necesidad de acompañamiento terapéutico.
- Embarazo: momento de ambivalencia emocional. Según hayan sido nuestras experiencias previas (historial de pérdidas, relación con nuestras figuras de apego en la infancia, tratos recibidos en contextos médicos…) y según sea nuestro estilo de afrontamiento, viviremos esta etapa con mayor o menor malestar psicológico. El embarazo se conceptualiza como un periodo de vulnerabilidad y oportunidad de crecimiento y empoderamiento, y la terapia puede ayudar a transitarlo respondiendo a las necesidades que puedan surgir. En este punto se trabajan los miedos (al parto, al “¿seré capaz?”, a la pérdida de control…), el vínculo con el bebé, los recuerdos que sentimos tan vívidos de nuestra infancia y nuestra relación con nuestros cuidadores, el papel de la pareja y la red extensa, los cambios corporales…
- Parto: como dice Michel Odent, “para cambiar el mundo primero hay que cambiar la forma de nacer”. En terapia se trabajan las emociones previas al parto, la preparación para este, el ajuste de expectativas o las consecuencias físicas y emocionales derivadas de cómo fue el parto finalmente. Puede ser necesario reparar algún trato de violencia obstétrica o sensación de no haber sido respetada o tenida en cuenta.
- Posparto: la adaptación al bebé y a sus demandas, la recuperación del cuerpo, el dolor, la caída hormonal, las sensaciones de soledad e incomprensión… pueden requerir ayuda. En este momento, el entorno deja de ver a la madre para ver solo al bebé, pero es muy importante cuidar a quienes cuidan. A menudo la pareja necesita también guía para saber ajustarse al paso de dos a tres.
- Crianza temprana: cuidar, dar seguridad, entender qué necesita un bebé y compatibilizarlo con las necesidades propias y del resto de la familia… Estas son algunas de las tareas que se esperan de esta etapa, y contar con apoyo especializado aligera en muchos casos la presión y el malestar con que se puede llegar a vivir este periodo.
Aunque cada caso es único, y también sus necesidades, este recorrido por la etapa perinatal pretende dar a conocer este momento y sensibilizar al lector sobre la importancia que tiene en nuestras vidas.
Paula López
Psicóloga sanitaria y docente en NB Psicología