Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) suponen alteraciones relacionadas con los comportamientos alimentarios. Son trastornos multifactoriales, es decir, son el resultado de distintas fuerzas que interactúan entre sí (factores biológicos, familiares, socioculturales, acontecimientos traumáticos, etc.). Afectan física, social y emocionalmente a las personas que los sufren y a sus seres queridos. Debido a la complejidad de estos trastornos es imprescindible abordarlos multidisciplinarmente en un tratamiento que incluya seguimiento psiquiátrico, nutricional y psicológico.
Desde NB Psicología entendemos que los TCA no son un problema con la comida sino un problema personal que se refleja en la comida. Si bien es de vital importancia tratar los síntomas de la enfermedad, la cara visible (restricción, ejercicio excesivo, desnutrición, obsesión por el peso, atracones, vómitos), también lo es tratar la cara menos visible. Ésta se relaciona con aspectos más profundos de la personalidad: historia de vida, desregulación emocional, figuras de apego, familia, relaciones, duelos, abusos físicos o psicológicos, etc. En muchas ocasiones se recurre al símil de que los trastornos alimentarios son como un iceberg, con un 10% de parte visible y un 90% de parte oculta bajo el agua.
No todos los trastornos alimentarios cumplen los mismos criterios o se expresan de la misma manera, por lo que el diseño de la intervención se adaptará a las necesidades de cada caso. Antes de comenzar el tratamiento, llevamos a cabo una evaluación completa a través de la cual obtendremos la información necesaria para poder indicar o no tratamiento farmacológico, seguimiento médico o nutricional, así como el número de sesiones semanales. Esta hoja de ruta quedará abierta a posibles cambios a lo largo del proceso, con el objetivo de adaptarnos a los distintos momentos de la persona, de la enfermedad y del proceso terapéutico.
Es importante tener en cuenta que existen alteraciones alimentarias que pese a que no puedan ser consideradas trastornos comparten sintomatología con los mismos y causan también sufrimiento y malestar físico, emocional y relacional. Algunos ejemplos serían: insatisfacción corporal, seguimiento de dietas restrictivas, comer con ansiedad o respondiendo a necesidades emocionales, variaciones frecuentes en el peso, depositar la valía personal en el aspecto físico, etc.
No es fácil hablar de todo esto, a veces da vergüenza o puede despertar sentimientos de culpa e inseguridad. Es muy importante que las personas y familias afectadas podáis pedir ayuda a un profesional de la salud que pueda acompañaros y ayudaros.