La característica esencial de este problema es la presencia de obsesiones o compulsiones que se dan recurrentemente, y que son lo suficientemente fuertes como para interferir en la vida de la persona (se invierte una gran cantidad de tiempo en las compulsiones, aparece un fuerte malestar o un deterioro de la actividad normal de la persona).
Al igual que pasa con las fobias, la persona reconoce que estas obsesiones o compulsiones son exageradas o irracionales.
Las obsesiones más frecuentes se relacionan con el orden y la limpieza, el miedo a la contaminación, la duda sobre haber realizado algo, miedo a tener impulsos de carácter agresivo o fantasías sexuales.