El suicidio convive con nosotros y, por desgracia, cada vez es más frecuente. Es España, la muerte por suicidio es la primera causa de muerte no natural, y lo lleva siendo desde hace 15 años. Solo en nuestro país, cada dos horas y quince minutos, se suicida una persona.
Hablar de ello despierta dolor, dudas e incomodidad, pero no hablarlo no es opción. El suicidio es responsabilidad de todos, por lo que debemos conocer mejor en qué consiste y qué podemos hacer.
Algunos datos…
La Organización Mundial de la Salud indica que, a NIVEL MUNDIAL:
- Se registran 700.000 muertes anuales por suicidio.
- El suicidio es la cuarta causa de muerte entre jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años.
- Se registran más casos en países de ingresos medios y bajos (el 77% de los suicidios)
- Los medios más comunes de suicidio en el mundo son la ingesta de tóxicos, el ahogamiento y el uso de armas de fuego.
A NIVEL ESTATAL, el Observatorio del Suicidio en España, atendiendo a los datos de 2020 (la versión más actualizada), indica que:
- En el 2020 en España se produjeron 3.941 muertes por suicidio, 270 casos más que en 2019. Este es el año en el que se han registrado más casos, a la espera de sacar conclusiones en cuanto a la relación que estos números tienen con la concurrencia de la pandemia.
- El 74% de los casos se dan en varones, aunque es entre las mujeres donde se dan más pensamientos autolíticos.
- Han aumentado significativamente los casos en menores de 15 años (el doble que en años anteriores) y en personas mayores de 80 años (en un 20% más)
- Ampliando los datos a intentos de suicidio, se considera que por cada muerte por suicidio hay 20 o 25 intentos, según la fuente consultada.
Todas estas cifras recogen una dramática realidad. Detrás de ella están personas y familias con nombres y apellidos, y la pregunta en el aire… ¿se habría podido evitar?
En la mayoría de casos, sí. Aunque hay una parcela de libertad y decisión inabarcable, en muchas ocasiones el desconocimiento o atención ineficaz están detrás de cada muerte. Por ello, el suicidio debe ser considerado una prioridad pública.
¿Qué se puede hacer?
En primer lugar, y a un nivel macro debe darse una coordinación integral y multifactorial entre sanidad, educación, empleo, medios de comunicación… Hay que presentar adecuadamente esta realidad, analizando su trasfondo y dotando a la sociedad de medios y economía para frenarla. La sensibilización, la educación emocional, el seguimiento de factores de vulnerabilidad, la atención rápida y mantenida en el tiempo de personas en riesgo son sólo algunas de las medidas a implantar y cuidar a medio y largo plazo.
Si nos centramos en el papel de la psicología, a un nivel más micro, será necesario evaluar en profundidad cada caso. Tanto los intentos autolíticos como los pensamientos de muerte son los eslabones finales de una cadena sufrimiento y desesperanza que empezó a gestarse mucho antes, y que se ha de explorar. En terapia se trabajarán otras estrategias con las que reducir el dolor, se identificarán señales de alerta, se hará un trabajo conjunto con la red social del paciente y se tomarán las decisiones adecuadas en función de las necesidades del momento.
No estás solo, hay esperanza y NB Psicología está aquí para acompañarte.
Paula López
Psicóloga sanitaria en NB Psicología