¿Qué pautas podemos seguir para dejarnos sentir cuando llegan las emociones a nuestra vida?
Aquí están los pasos para lograrlo:
1. Observar
2. Darse cuenta
3. Sentir
4. Expresar
5. Soltar
Las emociones afectan a nuestro organismo y son esenciales para nuestra supervivencia.
Siempre que llega una emoción, aparece una sensación física (que sería la brújula principal) y viene con un mensaje para darnos, y es importante parar y atreverse a abrir el mensaje que encierra. Las emociones que producen sensaciones desagradables suelen tener la finalidad de apartarnos de algo que nos desagrada, de un daño o de una situación que no nos gusta. Las emociones que provocan sensaciones físicas agradables, sin embargo, nos impulsan a acercarnos a personas o situaciones que nos gustan.
A veces, si el dolor es muy grande, o la situación en la que estamos supera nuestros recursos, nuestra mente desarrolla mecanismos auto protectores del dolor, que son los mecanismos de defensa como la desconexión emocional, la represión de las emociones, la memoria selectiva, o el querer deshacernos de alguna emoción, entre otros.
¿Te paras alguna vez para darte cuenta de cómo te estas sintiendo?
¿Haces alguna pausa a lo largo del día para fijarte en esto?
No es raro que nos metamos en la inercia de la rutina diaria y se nos olvide parar y pensar en cómo estamos, sin embargo, esta es la única manera de poder acceder a aquello que sentimos y a aquello que necesitamos de verdad. Sí, así es. Así que las primeras preguntas que propongo que te hagas son:
1. ¿Me permito observarme o mirarme con atención?
2. ¿Me permito sentir mis emociones? ¿Cuál me cuesta más sentir?
3. ¿Me permito expresarlas? ¿Con quién sí y con quién no?
4. ¿Me permito soltar? ¿Qué me da miedo de soltar?
1. Para observarte, es necesario que te pares. Deja aquello que estés haciendo por un momento y dirige tu atención a hacer como un escáner de tu estado corporal. Quizás sientas tensiones que puedes aflojar a través del movimiento. Quizás notes molestias o “nudos” en algún lado del pecho, del cuello, del estómago, etc. Bien, observa esa sensación y quédateahí con ella unos segundos.
2. Date cuenta de cómo estás ahora, sé consciente de cómo está tu cuerpo y cómo te encuentras por dentro en este momento puntual.
3. Para sentir, es necesario que te preguntes a ti mismo/a qué crees que te está provocando esta sensación. Quizás no aparezca nada, pero si te lo vuelves a preguntar, puede que vengan eventos a tu cabeza, recuerdos o vivencias de las últimas semanas, o de hace más tiempo. Puedes empezar a identificar qué emoción hay detrás de aquello que viviste. Puede que sea muy doloroso, en ese caso puedes parar. Y siempre que quieras, puedes volver a ello, para encontrar respuestas en ti.
4. Exprésalo con valentía una vez que lo hayas visto: a través del dibujo, de la pintura, de la escritura, cántalo tú solo/a, háblalo con alguien, y si no te sientes cómodo/a para contárselo a nadie, el espacio de terapia es un buen lugar donde podrás hablar de todo lo que te da vergüenza o rechazo sin sentirte juzgado/a. Cuando lo compartimos y lo expresamos, sale de dentro de nosotros y nos libera muchísimo, además de que pierde importancia al relativizarlo con los demás, y nos ayuda a afianzar el vínculo con las otras personas.
5. Una vez detectado, observado, sentido y expresado lo que nos ocurre, es bueno soltarlo y despedirnos de ello, hasta la próxima vez que vuelva, si lo hace. Soltar te va a permitir crear espacio para las nuevas sensaciones y vivencias. Si encuentras dificultad en esta despedida, quizás tengas que volver al primer punto.
¡Mucho ánimo! 😊
Patricia Revilla