Cómo practicar la meditación: Mindfulness
Cuando trabajamos con la conciencia plena y la autocompasión en psicoterapia, tenemos que tener claro que existen diferentes formas de realizar ejercicios.
Este tipo de practicas han tomado fuerza en la última década, extendiéndose a la población general y siendo de las más solicitadas en las intervenciones terapéuticas.
Algo a aclarar, es que las practicas meditativas o, meditaciones o ejercicios basados en la conciencia plena no son ejercicios con el fin de generar un estado de relajación en nosotros, como habitualmente se cree. Son una forma de aprender a prestar atención a nuestro presente, son ejercicios en definitiva de trabajar nuestra atención.
Haciendo que tengamos la capacidad de no estar enfocados y pensado en múltiples acciones o ideas, sino en lo que no está ocurriendo.
Es cierto que estas prácticas como elemento secundario hacen que estemos más relajados y regulados emocionalmente y la explicación es sencilla.
Imaginemos un ordenador con múltiples programas abiertos, los cuales consumen recursos de su procesador, haciendo que el disco duro esté a pleno rendimiento. Esto haría que la computadora estuviera sobrecalentada y hasta al borde del colapso en muchas ocasiones. Si por el contrario solo hubiese un programa abierto, el ordenador estaría optimizando los recursos para centrarse en ella y no habría este sobrecalentamiento. Pues este ordenador es nuestra mente y unida a esta, nuestra emociones y cuerpo.
Si aprendemos a estar en una sola tarea, (Dar un paseo, tomar un café, estar a una conversación) nuestra mente, cuerpo y emociones no se sobrecalentarían y no entrarías en colapso generando síntomas aleatorios, como a veces pasa en los ordenadores.
Se colapsa la pantalla, parpadea, el ratón deja de funcionar…. En nosotros esto se representa en síntomas como ataques de ansiedad, gastritis, erupciones cutáneas etc.
La práctica de esta atención consciente no es sencilla al principio, ya que nos orientamos a realizar muchas tareas al mismo tiempo por necesidad en muchas ocasiones. Debemos entrenar a nuestra mente a realizar lo contrario, una sola cosa.
Por lo general comenzaremos con algo sencillo para entre aprendizaje.
Un café consciente:
La práctica del café consciente es de las más extendidas y por las que suele comenzar a prácticas en nuestro entrenamiento en atención plena.
Solo prepara esa taza de café matutino (si no es café vale cualquier otra bebida).
Siéntate y céntrate en el calor que desprende, concéntrate solo en las palmas de tus manos sintiendo la temperatura (si es frio en vez de caliente en el frescor). Párate a examinar toda tu mano, tus dedos, tus palmas y mueve las manos sintiendo esta temperatura.
Acerca la taza de café a tu nariz y exhala para notar el olor. Solo céntrate en la sensación del aroma y la temperatura de este entrando por tu nariz y disfruta del momento. Respira varias veces. Toma un sorbo y déjalo en tu boca un segundo, moviendo el liquido y sintiendo de nuevo la temperatura del mismo. Luego traga y párate un momento en sentir el sabor que este deja en tu boca, el amargor o las notas de sabores de después. Haz esto con varios sorbos.
Si en algún momento de esta practica tu mente se va a algún pensamiento, solo vuelve amablemente al momento, es normal distraerse cuando comenzamos este tipo de prácticas.
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