Todas las personas tenemos momentos o épocas en las que nos sentimos tristes. En ocasiones tiene que ver con una pérdida de un ser querido, un trabajo, enfermedad o situaciones que para nosotros eran positivas y se han modificado. A veces esto, nos golpea tan fuerte, que nos producen mucho dolor. En estos casos, la emoción de tristeza tiene un fin adaptativo, ya que nos dice que necesitamos buscar apoyo y consuelo.
El problema es cuando la tristeza nos atrapa y nos quedamos, como arañas, tejiendo una red extensa en la cual nos enredamos. Esto puede hacer que nos apartemos de nuestra vida. Entonces esperamos a estar bien para volver a retomar nuestras rutinas diarias. Y esta es la trampa de la depresión. Esperar a estar bien. “Cuando me encuentre mejor haré…” “En el momento en que no esté triste iré…” “El día que esté contenta decidiré…”. La trampa, así, consiste en esperar a estar bien para hacer cosas y no comenzar a hacer cosas para estar bien. Así pues, es importante:
- Seguir conectados a la vida a pesar de sentirnos tristes.
- Recordad que podemos ser parte del problema o parte de la solución.
Tomar la decisión de hacer cosas cuesta mucho, pero no es imposible. Por eso es importante comenzar a activarnos. Una idea es retomar actividades que en algún momento de nuestra vida nos proporcionaron placer y/o bienestar. Se puede comenzar por actividades sencillas como dibujar, salir a andar o darnos un baño, para más adelante retomar la rutina de tomar un café con las amigas los viernes por la tarde o hacerme una escapada al campo para disfrutar de la naturaleza.
En última instancia y si consideras que la tristeza te está arrastrando, pide ayuda a un profesional de la psicología. La vida puede ser vivida de múltiples formas. Date la oportunidad de escoger la tuya.
Escrito por Ana Moyano psicóloga del equipo NB