Una de las frases que mejor definen la experiencia de dolor por perdida de un ser querido sería;
“En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es total: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele”. J. Montoya
Cuando se pierde un ser querido, es normal pasar por un proceso de duelo y experimentar dolor por la muerte de una persona o miembro de la familia. El duelo no es una patología es un proceso natural por la que todas las personas vamos a pasar en algún momento de nuestra vida.
Experimentamos el duelo desde el nacimiento; desde que nacemos tenemos perdidas sucesivas, elaborando duelos continuos, y sin embargo la mayoría de los duelos se quedan sin resolver por no poder entrar en la experiencia de dolor.
Igual que los ordenadores parece que los seres humanos llevamos instalado un “software” que tiene el siguiente mensaje; “acércate a lo agradable y huye de lo “desagradable” La experiencia de duelo implica poder pasar por el dolor que supone la pérdida. Pasar por el dolor no viene en nuestro “software”, dando lugar a que el duelo se quede sin resolver.
Cuando una persona pierde a un ser querido, muchas veces, no puede pasar por el dolor que supone la pérdida, y es entonces cuando lo evitamos, como una manera de protegernos de lo desagradable. En el “software” que tenemos instalado viene la pauta “huye de lo desagradable”. Pero ¿Qué pasa con las emociones desagradables? ¿no tienen derecho a existir?. Las emociones desagradables son parte de la vida y son muy valiosas, si sabemos integrarlas, aprendiendo de ellas. Durante el duelo nuestro sistema emocional necesita procesar el dolor, para poder conectarnos con la vida sin ese ser querido.
La gama de emociones por las que pasa una persona en su vida son abundantes. El dolor, la alegría, odio, amor, son emociones positivas y negativas, por las que todas las personas vamos a pasar en nuestra vida. Es importante poder aprender a “estar con la emoción” independientemente de cuál sea. El problema es cuando no dejamos que se desarrollen de manera natural.
La pérdida de un ser querido nos viene dado, no lo elegimos. Nadie decide perder a alguien que quiere. Se entra en contacto con la frustración que eso produce, con el miedo a que eso vuelva a suceder. Y por eso es importante tener en cuenta que la perdida genera dolor, miedo, frustración y que podemos elaborarlo.
Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración, asimilando todo lo que esto conlleva.
Aceptar lo que nos ha tocado vivir con la pérdida es el camino a recorrer por eso quiero acabar con esta frase de Confuncio;
“El que acepta sufrir, sufrirá la mitad de la vida; el que no acepta sufrir, sufrirá durante su vida entera”. Confuncio
Algunas pauta a tener en cuenta serían;
• El duelo es la respuesta a una pérdida o separación.
• El duelo es una respuesta normal y natural después de la muerte de un ser querido; quizá no sería natural la ausencia de respuesta.
• El duelo es algo personal y único y cada persona lo experimenta a su modo y manera. Sin embargo produce reacciones humanas comunes.
• El duelo es una experiencia global, que afecta a la persona en su totalidad: en sus aspectos psicológicos, emotivos, mentales, sociales, físicos y espirituales.
• El duelo es un proceso, más o menos largo, durante el cual se atraviesan diferentes etapas hasta llegar a la adaptación a una nueva situación. La forma de iniciar el proceso de duelo es de la máxima importancia.
• El duelo es un “proceso”, que debe realizar la persona que ha perdido a un ser querido
• El duelo elaborado de manera natural, necesita ayuda para soportar el sufrimiento.
• El duelo es una experiencia ambivalente: se presenta como “posibilidad” y “riesgo”. La elaboración implica el aprendizaje.
Escrito por Noa Sanchez, psicóloga del equipo NB.