Desarrollo emocional en la infancia
El desarrollo emocional en la infancia es un proceso decisivo que influye significativamente en la salud mental y en el bienestar de una persona a lo largo de su vida. Durante los primeros años, los menores desarrollan la capacidad de entender y gestionar sus emociones, construir relaciones saludables, enfrentar desafíos y resolver conflictos.
El desarrollo emocional es un proceso mediante el cual los niños aprenden a reconocer y comprender sus propias emociones, expresar sus sentimientos de manera apropiada, desarrollar empatía hacia los demás, manejar el estrés y las emociones negativas y establecer y mantener relaciones interpersonales saludables.
Para poder hablar del desarrollo emocional en la infancia es importante hacer un repaso por todas las etapas de la infancia, atendiendo especialmente al desarrollo emocional:
- Infancia temprana (0-2 años): Durante esta etapa es importante resaltar el vínculo de apego y la expresión más básica de las emociones.
- Vínculo de Apego: los bebés desarrollan un vínculo emocional fuerte con sus cuidadores principales, lo cual es fundamental para su seguridad emocional.
- Expresión básica de emociones: a través de llantos, risas y otras expresiones faciales, los bebés comunican sus necesidades, emociones y sentimientos.
- Edad preescolar (3-5 años): Durante este periodo comienza la identificación emocional y el juego simbólico.
- Identificación emocional: los niños comienzan a identificar y nombrar sus emociones básicas como felicidad, tristeza, enfado y miedo.
- Juego simbólico: a través del juego los niños comenzarán a expresar sus emociones y a resolver conflictos.
- Edad escolar (6-12 años): durante esta etapa, los hitos más importantes respecto al desarrollo emocional sería la regulación emocional y la relación con los pares:
- Regulación emocional: los niños empiezan a desarrollar estrategias para manejar sus emociones y comienzan a comprender las emociones de los demás.
- Relaciones con pares: las amistades se vuelven más importantes, y se aprenden habilidades sociales.
Para un correcto desarrollo emocional tenemos que tener en cuenta diferentes factores, entre los que nos encontramos con: el entorno familiar, el entorno educativo y los factores biológicos.
Un entorno familiar seguro y afectuoso es crucial para un desarrollo emocional saludable y para la formación sana de vínculos afectivos. Por otro lado, el entorno familiar se convierte en un modelo de conducta donde los niños aprenden a manejar sus emociones observando como lo hacen sus padres y cuidadores.
Por otro lado, dentro del espacio o entorno educativo, cobra relevancia la educación emocional que reciben los menores y las interacciones sociales. Las escuelas o colegios que incorporan programas de educación emocional contribuyen positivamente al desarrollo emocional de los niños. Por otro lado, la interacción social tanto con maestros como con compañeros también juega un papel vital en el aprendizaje emocional.
Por último, ateniendo a los factores biológicos, es importante tener en cuenta el temperamento y la salud mental del menor, así como el momento vital que está atravesando para poder comprender sus estados emocionales.
Como mencionábamos, un correcto desarrollo emocional en la infancia tendrá consecuencias muy beneficiosas a largo plazo que marcarán la vida adulta. Entre estos beneficios nos encontramos con:
- Bienestar psicológico o emocional: los niños que aprenden a gestionar sus emociones son menos propensos a desarrollar problemas de salud mental en el futuro
- Éxito académico: la regulación emocional y las habilidades sociales contribuyen a un mejor rendimiento académico
- Relaciones saludables: las habilidades emocionales permiten a todas las personas, y en especial a los niños a construir y mantener relaciones personales y profesionales saludables.
- Resiliencia: la capacidad de manejar el estrés y superar desafíos es esencial para el bienestar a lo largo de la vida.
En definitiva, el desarrollo emocional en la infancia es una pieza fundamental en el desarrollo y crecimiento integral y de la salud a largo plazo. Al proporcionar un entorno seguro, afectuoso y educativo, los padres, cuidadores y educadores pueden ayudar a los niños a desarrollar las habilidades emocionales necesarias para enfrentar la vida con resiliencia y éxito.
Para promover el desarrollo emocional saludable en la infancia es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
- Crear un entorno seguro y afectuoso: proveer de un entorno hogareño donde los niños se sientan queridos y seguros es fundamental. Además, establecer rutinas y límites claros ayuda a los niños a sentirse seguros y comprendidos.
- Fomentar la expresión emocional: animar a los niños a hablar sobre sus sentimientos y validar sus emociones. Es muy beneficioso utilizar libros, juegos y actividades para enseñar sobre diferentes emociones.
- Modelar comportamientos saludables: los padres y cuidadores deben modelar conductas de manejo emocional positivas y mostrar empatía, así como enseñar a los niños a ponerse en el lugar de los demás.
- Incorporar la educación emocional en la escuela: incorporar programas que enseñen habilidades emocionales y sociales y facilitar un ambiente escolar inclusivo y respetuoso.
- Pedir ayuda a un profesional para que os ofrezca un mejor asesoramiento y acompañamiento
Desde NB Psicología podemos ofrecerte terapia tanto para los padres como los menores, o incluso una intervención familiar para poder manejar este tema y velar por el desarrollo emocional saludable de los menores. A través de la terapia se buscará conocer el origen del problema y favorecer la educación emocional, así como dotar tanto al menor como a los padres de estrategias y herramientas para la identificación y gestión emocional.