Es un problema caracterizado por la evitación activa del contacto sexual genital con la pareja.
La persona sufre ansiedad, miedo o rechazo a la hora de intentar una relación sexual con otra persona, y la aversión al contacto genital suele estar centrado en algún aspecto particular del sexo (p. ej., secreciones genitales, penetración vaginal), pudiendo mostrarse ese rechazo por cualquier estímulo de tipo sexual, incluso los besos o los contactos superficiales.
Cuando se mantiene el tipo de contacto rechazado, la persona con este problema puede mostrar desde una falta de placer con cierta ansiedad, hasta un malestar muy intenso.
