Thelma está tomando una cerveza en un bar de Malasaña con su amiga Louise. Ambas tienen unos 25 años y disfrutan de pasar tiempo juntas. Louise le está contando a Thelma que está cansada de su novia, que esta no la trata bien, la insulta cuando discuten y después de esto, deja de hablarle durante días. Además, sospecha que la engaña con otra persona. Durante la conversación, Thelma le propone alternativas a Louise (ya conoce la situación y sabe que esta relación no le va bien a su amiga e intenta sacarla de ahí) a las cuales esta última siempre responde con un “sí, pero…”. Al cabo de un rato, Thelma comienza a enfadarse por la conducta de su amiga (parece que nada le vale, piensa). Finalmente, se levanta de la mesa y le dice que igual se merece una relación así, que parece que se está buscando que la traten mal con su actitud pasiva. Louise rompe a llorar y ambas terminan sintiéndose confusas, enfadadas y tristes.
¿Alguna vez te ha pasado que te enganchas en discusiones una y otra vez y no sabes salir de ellas? ¿Los de tu alrededor incluso comentan “ya están estos con lo suyo”, cuando esto sucede? ¿La sensación posterior es de malestar? ¿Sientes que no resuelves y se repite de manera cíclica?
Los juegos psicológicos son una patología de la comunicación y se llevan a cabo de una forma no necesariamente consciente, se aprenden en la infancia y están sustentados en una serie de roles que Karpman (1968) definió con las siguientes características:
- Víctima: Considera a los demás responsables de sus pensamientos, conductas y sentimientos, no pudiendo hacerse cargo de sí misma.
- Perseguidor: Establece límites injustos y descuenta las necesidades, deseos y emociones de las demás personas. Suele haber una gran carga de crítica hacia los demás.
- Salvador: Necesita que le necesiten y se rodea de gente dependiente procurando que esta necesidad se mantenga. Persigue al Perseguidor de la Víctima y a la Víctima restándole o fomentando su no autonomía.
- No confundir estos roles con realidades. Una víctima de violencia de género, ASI, atentado terrorista etc. es una víctima real, las descripciones de estos roles responde a formas de estar en el mundo y relacionarse con el entorno.
Los juegos psicológicos son útiles porque nos dan sensación de control, ayudan a obtener caricias (negativas), confirman nuestros mapas cognitivos, se experimentan sentimientos conocimos, estructuran el tiempo y fomentan y mantienen el vínculo simbiótico con las personas con las que jugamos habitualmente (Martorell, 1988). A su vez, y a pesar de los beneficios (a corto plazo) de estas formas de comunicación, los juegos psicológicos limitan nuestra relación con los demás y nos impiden desarrollarnos y vincularnos de forma plena.
Algunas de las propuestas para eliminar los juegos psicológicos son:
- Tomar consciencia de la dinámica y el funcionamiento de los mismos.
- Reflexionar sobre los beneficios de seguir jugando al juego o de frenarlo desde el Yo Adulto.
- Pensar en alternativas para cubrir carencias y necesidades personales.
- Buscar mecanismos y herramientas para utilizar en el momento que alguien nos involucre en algún juego.
- Poder desarrollar habilidades asertivas respectando mis derechos y los de los demás (sanando así al Perseguidor).
- Implantar habilidades de cuidado hacia los demás, pero sin hacer de más inhabilitando al otro y aprendiendo a cuidar también de nosotros mismos (sanando así al Salvador).
- Aprender a dejarnos cuidar y mimar por los demás y a hacernos cargo de nosotros mismos (sanando así a la Víctima).