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Amaya Navarro Martín

Prácticum Máster en Psicología General Sanitaria

A día de hoy el suicidio sigue siendo un tema tabú, aun siendo tan frecuente como es. Es un tema totalmente silenciado que supone un problema real en el mundo en el que vivimos y sobre el que se han establecido una serie de mitos que es necesario conocer y desmentir, sobre todo para ayudarnos a dar la imagen más acertada posible de una conducta suicida. Algunas de estas ideas erróneas o mitos sobre el suicidio son los siguientes:

1. El que se quiere suicidar no lo dice

Esta información es falsa, ya que la mayor parte de las personas que llegan a suicidarse habían manifestado previamente sus intenciones. Esta idea lleva a las personas del entorno a no prestar atención a las señales que envía la persona afectada, que no tiene por qué estar manifestándolo verbalmente.

2. El que dice que va a suicidarse no lo hace

Esta idea expresa lo contrario a la anterior, también puede llevar a desatender esas señales y restarles la importancia que realmente tienen, ya que la persona está manifestando su intención y deseo de cometer un acto suicida.

3. El que intenta suicidarse lo hace para llamar la atención

El suicidio es un tema muy serio como para trivializarlo y considerar que las autolesiones o intentos de suicidio puedan ser una llamada de atención. Es necesario llevar a cabo una buena evaluación para conocer los motivos de esas conductas, ya que un suicidio puede frustrarse por muchos motivos.

4. El que es suicida quiere suicidarse

No todas las personas que se suicidan quieren acabar con su vida, sino que se encuentran en una situación de desesperación, por no haber tenido éxito con ninguno de los mecanismos que han puesto en marcha para salir de la situación en la que se encuentran.

5. El que lo intenta una vez lo va a volver a hacer

Con esta idea se justifica la sobreprotección y el estigma hacia la persona que ha llevado a cabo un intento de suicidio. Una persona que se recupera de una crisis de este tipo no tiene por qué volverlo a intentar si adquiere las habilidades necesarias para seguir adelante.

6. El que se suicida tiene un trastorno mental

Es muy común escuchar que las personas que se suicidan lo hacen porque están locas. Lo que está claro es que toda persona que se suicida es una persona que sufre, pero no por ello tiene que padecer un trastorno mental. Al igual que padecer un trastorno mental no te pone en riesgo automáticamente de cometer un suicidio.

7. Todo el que se suicida está deprimido

En relación al mito anterior, está muy extendido que las personas deprimidas son las que se suicidan. Es evidente que hay relación, pero existen porcentajes igualmente significativos de personas con otro tipo de psicopatología (por ejemplo, abuso de sustancias, esquizofrenia, trastorno bipolar o trastornos de personalidad) que tienen altas tasas de suicidio. Al igual que existen personas sin ningún trastorno mental que lo cometen.

8. Hablar sobre el suicidio puede incitar a él

Hablar del suicidio nos ayuda a comprender la gravedad de la situación, no estamos “dando ideas”, puede ser positivo para la persona poder comentarlo, aunque sea incómodo hablarlo directamente.

9. El que intenta suicidarse es un cobarde/valiente

En cuanto a esta afirmación se tienen los dos puntos de vista. No está bien darle al suicidio connotaciones tan positivas como la valentía, ni negativas como la cobardía, ya que en cada caso es necesario conocer los motivos y la situación concreta que ha llevado a ese punto. Debemos entender y tratar de prevenir, no juzgar.

10. Los niños y adolescentes no se suicidan

Es una forma de negar la triste situación que supone el suicidio infantil, pero existe y pone de manifiesto la necesidad de programas de prevención.

En este sentido, los medios de comunicación pueden ayudar mucho a la prevención del suicidio, son muy necesarias políticas de prevención y programas específicos que den visibilidad a este tema y aporten alternativas, para reducir los altos porcentajes de suicidio que tenemos en nuestra sociedad.

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