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Estudiaste Psicología, ¿para qué?

Has terminado un Máster, o varios, ¿para qué?

La pregunta no pretende ser capciosa, irónica ni hacer daño. Tan sólo pretende que te plantees el objetivo para el que has hecho todo esto. El fin que querías conseguir con ello.

E insisto, ¿para qué?, no ¿por qué? Esta última pregunta nos hablaría de las causas, de lo que nos llevó a tomar esa decisión. Que eso, en este momento, ni importa ni ayuda.

Importa el objetivo, el para, lo que pretendes conseguir ahora que ya lo tienes. El OBJETIVO siguiente. Saber dónde quiero ir para saber hacia dónde empezar a dirigirme.

La Psicología ofrece multitud de posibilidades profesionales. Tener claro a qué quiero dedicarme facilita mucho la tarea y ayuda a conocer la dirección en la que encaminar mis pasos. Como se dice en la obra Alicia en el país de las maravillas, “Si no sabes dónde vas, cualquier camino te sirve”.

Crear tu objetivo para saber el camino a escoger.

Como un artista crea su obra. Visualizando el producto final, teniendo en cuenta los conocimientos y materiales que tiene, las técnicas que domina, los recursos con los que cuenta y los apoyos externos que podría obtener. Y, además, tener claro lo que necesita seguir aprendiendo o adquiriendo.

El producto final, mi obra. Dónde me veo dentro de, por ejemplo, 5 años es una pregunta interesante que nos podemos hacer. Visualizarnos felices y realizados en ese momento. Habiendo conseguido lo que nos hace llevar una vida laboral plena.

Con esa imagen en el horizonte, piensa, ¿qué he tenido que hacer o conseguir durante esos cinco años para llegar allí?

Pasos, pasos, pasos… más que pensar en recorridos largos, piensa en pasos cortos, en pinceladas, que vayan mostrando, visualizando el producto final, tu obra.

Lo que tengo, lo que me falta, lo que me sobra, lo que puedo mejorar.

Las opciones son variadas. Trabajar en un Centro, tener mi Centro, alquilar despachos. Cómo darme a conocer por los Centros, conseguir pacientes, buscar el mejor precio. Adultos, adolescentes, niños. Redactar mi curriculum, crear una página web, buscar posibilidades por toda mi ciudad. Para una cosa u otra, conocer el mercado, la competencia. Las gestiones legales para unas y otras actividades, presupuesto, financiación, ayudas…

Por supuesto, cumplir con la legalidad vigente. Colegiación, seguro de responsabilidad civil, alta en Impuesto de actividades económicas, alta en autónomos, alta en registro de protección de datos… son los requisitos mínimos para el trabajo como autónomo. Si trabajas para otros o decides crear una empresa, varían. La legalidad es primordial.

Para todas esas y más, hay que tener claro que no vale todo. Las decisiones que tomemos deberían irnos acercando al objetivo final.

El objetivo final y los pasos. Los que hemos tenido que ir dando para llegar. Conseguir el siguiente paso es más fácil que llegar al final.

Teniendo en cuenta, además, que nuestra evolución personal y profesional también puede que nos vaya llevando por otro camino. Esas desviaciones también hay que valorarlas y observar si variamos el objetivo o abandonamos el camino que estamos recorriendo. Aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen o descartarlas para llegar dónde queríamos.

Las situaciones cambian, nosotros también. Siempre imprescindible tener claro PARA QUÉ hacemos lo que hacemos. Qué queremos lograr.

Juan Carlos Serrano

Psicólogo

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