Whatsapp: 621 235 470

Una vez leí un cuento. La protagonista escribía un día antes de su cumpleaños. Estaba angustiada porque cumplía una edad antes de la cual ella se había propuesto pintar un cuadro de unas lilas sobre fondo verde. Y ya no le daba tiempo. Ya era tarde. Ya nunca pintaría sus lilas sobre fondo verde.

Se preguntaba cómo era el color lila, y si este era parecido al morado. O un poco más claro. Triste y resignada, relataba cómo se inundó durante años, buscando escusas que le impidieran hacer lo que realmente quería. Arrepentida por todas esas cosas que siempre quiso hacer y nunca hizo. Afirmando constantemente que ya nunca podría porque era demasiado tarde. Tarde, mal, excusas, viejos proyectos, si tuviera menos años, esto no puede ser, y si se parase el reloj, me arrepiento, ya no.

¿Os ha pasado alguna vez? Lo que le pasa a la chica de las lilas. Mirar atrás un día. Darte cuenta de que han pasado años. Y visualizar todos los proyectos que siempre quisiste llevar a cabo y para los que ya es tarde, o eso crees.

Cuando leía el texto de Nuria Gómez, insistentemente resonaba en mi cabeza un “píntalas”. “Ve a una tienda, compra morado y verde, un lienzo, pincel, lo que sea que necesites, y pinta esas estupendas lilas sobre fondo verde” “Y si no son esas, pinta otra cosa” “que no, que no es tarde, que no hay una edad exacta para pintar lilas si aún te sigue apeteciendo”, “no te rindas, no cedas, como decía el poema de Benedetti”. Pero no me escuchó nunca. Y no sé si terminó de pintar sus lilas. O aceptó y fue feliz sin pintarlas. Puede que le diera por los tulipanes rojos sobre fondo negro, eso también hubiera estado bien.

El caso es que este cuento me hizo pensar. Que tod@s tenemos unas lilas sobre fondo verde que nunca pintamos. Y llega un día en que nos parece demasiado tarde. O no. ¿Cuáles son las tuyas y qué vas a hacer con ellas?

Escrito por Ana Moyano psicóloga del equipo NB.

× ¿Cómo puedo ayudarte?