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Todas las personas tenemos momentos o épocas en las que nos sentimos tristes. En ocasiones tiene que ver con una pérdida de un ser querido, un trabajo, enfermedad o situaciones que para nosotros eran positivas y se han modificado. A veces esto, nos golpea tan fuerte, que nos producen mucho dolor. En estos casos, la emoción de tristeza tiene un fin adaptativo, ya que nos dice que necesitamos buscar apoyo y consuelo.

El problema es cuando la tristeza nos atrapa y nos quedamos, como arañas, tejiendo una red extensa en la cual nos enredamos. Esto puede hacer que nos apartemos de nuestra vida. Entonces esperamos a estar bien para volver a retomar nuestras rutinas diarias. Y esta es la trampa de la depresión. Esperar a estar bien. “Cuando me encuentre mejor haré…” “En el momento en que no esté triste iré…” “El día que esté contenta decidiré…”. La trampa, así, consiste en esperar a estar bien para hacer cosas y no comenzar a hacer cosas para estar bien. Así pues, es importante:

  1. Seguir conectados a la vida a pesar de sentirnos tristes.
  2. Recordad que podemos ser parte del problema o parte de la solución.

Tomar la decisión de hacer cosas cuesta mucho, pero no es imposible. Por eso es importante comenzar a activarnos. Una idea es retomar actividades que en algún momento de nuestra vida nos proporcionaron placer y/o bienestar. Se puede comenzar por actividades sencillas como dibujar, salir a andar o darnos un baño, para más adelante retomar la rutina de tomar un café con las amigas los viernes por la tarde o hacerme una escapada al campo para disfrutar de la naturaleza.

En última instancia y si consideras que la tristeza te está arrastrando, pide ayuda a un profesional de la psicología. La vida puede ser vivida de múltiples formas. Date la oportunidad de escoger la tuya.

Escrito por Ana Moyano psicóloga del equipo NB

Psicólogos en Collado Villalba y Moncloa

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