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“Cuando se transforma la estructura del grupo familiar, se modifican consecuentemente las posiciones de los miembros en ese grupo. Como resultado de ello, se modifican las experiencias de cada individuo”. Salvador Minuchin.

 

A mediados del siglo XX comienza a surgir una nueva forma de concebir los problemas dentro del contexto terapéutico, desplazando el foco de los aspectos intrapsíquicos del individuo a los aspectos interrelacionales entre el individuo y el sistema al que pertenece. Un sistema es un conjunto de elementos que se interrelacionan entre sí y que posee una serie de propiedades inherentes al sistema:

 

  • Complejidad Organizada
  • Al ser elementos interrelacionados entre sí, un cambio en uno de esos elementos supone un cambio en los demás y en el sistema en su conjunto. Así, dentro del sistema familiar, no es necesario que cambien todos los miembros de la familia, puesto que un pequeño cambio en uno de los miembros, provocará cambios en el resto para recuperar el equilibrio del sistema.
  • Totalidad
  • Los objetos y atributos de un sistema sólo pueden comprenderse como funciones del sistema total. Dentro de una familia, no es suficiente conocer cómo actúa cada miembro por separado, sino que es fundamental conocer la interacción que se produce en el sistema en su conjunto. De ahí la importancia que los terapeutas sistémicos dan a las sesiones familiares, ya que observar la interacción en vivo entre los miembros de la familia proporciona una idea mucho más clara de lo que ocurre dentro de un sistema familiar, mucho más que si la descripción proviene de un solo miembro.
  • Equifinalidad
  • Dos resultados idénticos pueden tener orígenes diferentes puesto que el resultado va a depender de la naturaleza del proceso que vivan los miembros del sistema.
  • Entropía Negativa
  • La entropía es la medida del desorden de un sistema. En terapia sistémica, haría referencia a la desorganización dentro del sistema familiar.
  • Causalidad Circular
  • Teniendo en cuenta que la familia es un sistema abierto y dadas las propiedades que posee, podríamos destacar la importancia de tener en cuenta el entorno familiar en el que se encuentra el individuo que acude a consulta. Es habitual encontrar en terapia a personas que acuden tras haber sido señaladas por su entorno como “portadoras del síntoma”. No obstante, una visión más global y sistémica que nos permita poner el foco en el entorno en el que se desarrolla la persona, puede dar una idea muy clara de lo que está ocurriendo en un nivel más amplio y no sólo individual. Aunque no se recomiendan las sesiones familiares en todos los casos, sí son convenientes en otros, ya que modificando la estructura y la comunicación familiar no sólo se pueden producir cambios muy profundos que ayuden a las personas a eliminar el síntoma sino que, al mismo tiempo, evitamos etiquetarlas.

 

  • En multitud de casos, la familia, de forma inconsciente, es mantenedora del síntoma por el que la persona acude a terapia y, a través de los intentos por eliminar el problema, lo que hace es mantenerlo o incluso llegar a empeorarlo. Al definirse la familia como parte del problema, se define también como parte de la solución, lo que facilita el cambio en el funcionamiento familiar y, por lo tanto, en el mantenimiento del síntoma.

 

  • Todo comportamiento es causa y efecto, no hay causalidad lineal. Para entender cómo funciona un sistema es preciso entender cómo son las interacciones recursivas entre sus elementos, por lo que no sería suficiente conocer la interacción entre un padre y un hijo, sino que es fundamental comprender la interacción entre todos los miembros de la familia y el rol que cada uno de ellos cumple dentro del sistema.

 

Escrito por Ana Gaudioso psicóloga del equipo NB.

Psicólogos en Collado Villalba y Moncloa

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