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“Siempre estás igual”

“Nunca haces nada por mí”

“Te pasas el día sin hacer nada y quejándote por todo”

“Deja de hacer eso, me pones nervioso cuando te pones así”

“Nunca me dices que me quieres, no me abrazas ni me muestras cariño”

 

Uno de los principales motivos por los que las parejas acuden a terapia es la ausencia de una comunicación saludable que les ayude a entenderse y a enfrentar las diferentes etapas por las que pasarán a lo largo de los años. Frases como las que figuran al comienzo son tan habituales entre las parejas que, fácilmente, terminan entrando en un círculo de reproches e incomprensión del que no saben salir.

Aprender a comunicarnos con nuestra pareja es fundamental para el buen funcionamiento de la misma. A menudo llegan a terapia parejas que afirman sentirse incomprendidas, no escuchadas, atacadas, presionadas por exigencias de la otra persona…Existe una enorme dificultad para comunicar emociones, ideas, sensaciones o debilidades, todo ello debido, en gran parte, al miedo de que la otra persona no sepa sostener nuestro malestar o, incluso, de que pueda llegar a sentirse atacada porque perciba nuestras demandas como ofensivas, por lo que la respuesta más habitual será la defensiva.

Tenemos, en general, la costumbre de hablar desde el otro en vez de hablar desde nosotros mismos. Tendemos a usar un estilo acusatorio sobre lo que hace o no hace nuestra pareja en relación a nosotros, demandando a la otra persona necesidades desde el “es que tú…”. Si nos paramos a pensar en algunas discusiones que hayamos tenido con nuestra pareja, probablemente no sea complicado encontrar alguna en la que nos hemos dedicado más a reprochar que a solicitar, a señalar lo negativo más que a reforzar lo positivo, a destacar lo que nos hace sentir mal más que a explicar qué nos haría sentir bien.

Uno de los errores más comunes a la hora de comunicarnos con nuestra pareja es producto de la creencia de que la conocemos mejor que a nosotros mismos. Si nos paramos a pensar en situaciones en las que hemos interpretado la intención con la que la otra persona ha dicho algo, seguramente no sean pocos los ejemplos que encontremos de discusiones en las que hemos pensado “Sé que quería decir eso, le conozco como si le hubiera parido”. La forma de evitar conflictos en conversaciones que pueden ser malinterpretadas es extremadamente sencilla: preguntar antes de afirmar, preguntar si lo que estamos interpretando es precisamente lo que la otra persona está afirmando.

Otro error muy común es utilizar conflictos presentes para hablar de situaciones pasadas. No son pocas las parejas que tienen asuntos pendientes que se han ido enquistando en la relación y aprovechan las discusiones presentes para introducir conflictos no resueltos, por lo que desvían completamente la atención del tema que les ocupa y entran en una escalada de discusión de la cual les resulta muy complicado salir. Es importante establecer adecuadamente “de qué se está discutiendo” sin introducir temas que, a priori, no tienen nada que ver con lo que se debate en el momento.

También podemos encontrarnos en una comunicación poco saludable la forma que emplean las personas dentro de una relación de pareja para expresar necesidades afectivas. A modo de ejemplo, plantearemos estas dos maneras de expresar lo mismo:

La forma que tendremos de reaccionar ante esta afirmación “Nunca estás en casa, si no estás a gusto dilo y punto” probablemente no será la misma al escuchar esta otra “Últimamente tengo la sensación de que pasas menos tiempo en casa ¿Te ocurre algo o es sólo una sensación mía?”. La forma y el tono difieren significativamente. No obstante, el mensaje que se está intentando transmitir es el mismo. En el primer ejemplo, probablemente nos encontraríamos ante una respuesta defensiva, ya que el receptor de ese mensaje, con total seguridad, se sentiría atacado. Sin embargo, en el segundo ejemplo, no se está atacando, sino planteando una preocupación por la otra persona. Este error está íntimamente relacionado con el error anterior, en el que explicamos cómo interpretamos al otro en lugar de preguntar y confirmar nuestra interpretación.

Puede parecer complicado transformar nuestra manera de comunicación en la pareja pero es una cuestión de práctica y de intención. Comprender por qué nuestra pareja puede estar expresando un mensaje y atender a la forma en la que lo hace es fundamental para poder desarrollar una comunicación saludable. En relaciones deseadas en las que las dos personas se aman y se cuidan, no es habitual encontrar intenciones dañinas para con el otro y, sin embargo, también estas parejas entran en conflictos de los cuales les resulta complicado salir. Muchas veces el problema no es otro que la (in)capacidad de comunicar y escuchar, tratando de comprender desde dónde nos habla nuestra pareja, intentando no sentirnos atacados sino intentando ver cuál es su verdadera necesidad.

Escrito por Ana Gaudioso psicóloga del equipo NB.

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