Vera Celada
Psicóloga en NB Psicología
Desde que las redes sociales llegaron para quedarse, la sociedad ha ido cambiando poco a poco, y con ello nuestra forma de relacionarnos.
Y con las redes sociales, ha llegado una nueva forma de comunicarnos.
Comunicamos cosas importantes, pero también cosas diarias. Cosas como dónde estamos, a qué restaurante vamos a ir, qué hacemos…Es algo que gusta compartir y que a los otros les gusta ver.
¿Qué sientes cuando ves que tu amigo se ha ido de viaje a un sitio maravilloso? Creo que es algo entre la alegría y la envidia. Pero a veces, no podemos dejar de sentir cierta frustración: una pequeña parte de nosotros querríamos ser esa persona que vemos en la foto.
Y en esta época de mostrar, dado que los seres humanos nos comunicamos de muchas maneras, esta es, una forma más de comunicarnos. Me planteo si lo utilizamos para comunicar todo, lo positivo o lo negativo, o si es una manera de filtrar lo positivo: enseñar al mundo las cosas positivas que hacemos, y ver en los demás cosas también positivas.
¿Es esto real? ¿Acaso a los demás les suceden solo cosas positivas? Sin duda no, pero, inconscientemente creo que algo se queda en nosotros, una pequeña insatisfacción no resuelta por lo que los demás poseen y nosotros no tenemos. Ese viaje que no hemos hecho, ese sitio que no visitamos o esa chaqueta que no tenemos y de repente queremos.
El ser humano tiende a ser insatisfecho, siempre quiere mejorar y crecer en su vida. Pero, en ocasiones me pregunto, si con el uso que hacemos en las redes sociales conseguimos avanzar, mejorar o crecer.
Ocurre también que no tendemos a comunicar las cosas negativas por redes sociales. Parece ser que no es algo agradable de compartir ni de recibir. Esta forma de dar nuestra mejor cara puede tener riesgos para nuestra salud emocional, ya que es importante poder decir aquello malo que nos ocurre.
Por otro lado, hay diferentes estudios que plantean que el uso de redes sociales aumenta los niveles de narcisismo. Subimos una foto, y nos sentimos bien porque vemos como a los demás les gusta lo que hemos subido. Es un refuerzo potente que directamente hace que nos sintamos mejor con nosotros mismos. Y es cierto que esto no es algo en absoluto negativo, sino una forma de mejorar nuestra autoestima.
El riesgo está, en entrar en ese círculo vicioso que hace que nos sintamos bien cuando subimos una foto y estar más pendientes de esto que de lo que estamos haciendo, algo cada vez más extendido. Olvidarnos de disfrutar de aquello que estamos haciendo.
Mientras que desde la parte que publica, caemos en riesgo de no valorar las cosas realmente importantes, desde la otra parte, el que observa desde su Smartphone la foto, caemos en quedarnos solo con la parte positiva. “La vida de los demás es maravillosa”, “Mira que feliz está” pueden ser alguno de los pensamientos que tenemos viendo este contenido.
Los problemas no gustan, lo negativo es incómodo y a veces, no apetece hablar de ello, pero es importante asumir que lo negativo es parte de la vida, así como el sufrimiento propio y ajeno.
Todos sabemos que los demás tienen problemas, pero si sólo vemos las cosas positivas que les pasan a los demás vamos a estar frustrados, porque vamos a querer llegar a algo que no es real, sino la percepción que nosotros tenemos de aquello que estamos viendo.
Por esto, es muy importante valorar lo que cada uno tiene, querer crecer y avanzar desde nosotros mismos. Estar en el presente y construir nuestra autoestima y el sentirnos bien con nosotros mismos y saber, que ya sea Instagram, twitter o Facebook, solo estamos viendo una parte de la realidad.